Conversaciones sobre conversaciones
Dos conversaciones recientes sobre las conversaciones y sus posibilidades. Las dos con buenos profesionales, con muchos años de experiencia en ámbitos donde la capacidad de conversar es clave. No menciono sus nombres.
En la primera conversación me dice mi interlocutora que esto de los talleres de la conversación no tiene mucho futuro por una razón sencilla: los buenos conversadores lo son, y los que no lo son no tienen arreglo. Hay personas que no van a convertirse en buenos conversadores por muchos talleres a los que acudan.
El comentario me ha hecho dudar de mi optimismo: ¿podemos mejorar, en alguna medida, nuestras conversaciones?. En ocasiones escucho frases que le dan la razón a mi amiga, como por ejemplo “calla, déjame seguir hablando que todavía no he acabado de contarte que ... “.
La segunda conversación reciente trato sobre el modo como un promotor o una empresa puede seleccionar entre sus muchas ideas para conseguir satisfacer y sorprender a sus clientes. “no se puede hacer nada, es solo una cuestión de suerte, elige lo que mejor creas y ponla en marcha a ver qué sucede”. Es como decir, “no hables con tus clientes de tus ideas antes de desarrollarlas, no te van a responder, solo sabrás que son buenas si las compran”.
Aquí también me surgen dudas, porque es cierto que, a menudo, los clientes no imaginan o se contradicen; adquieren (o no) productos y servicios que no hubieran imaginado o por motivos distintos de los inicialmente manifestados. Todos/as declaramos que nos gustan los documentales de naturaleza pero los índices de audiencia nos contradicen.
Me quedaré con la escala de grises, y no con el blanco y negro puros. Las conversaciones se pueden mejorar y los clientes nos pueden dan pistas de utilidad. Tal vez sean pasos pequeños pero en todo caso de utilidad.
Es una opinión, la mía. Opino y quedo abierta futuras conversaciones.
En la primera conversación me dice mi interlocutora que esto de los talleres de la conversación no tiene mucho futuro por una razón sencilla: los buenos conversadores lo son, y los que no lo son no tienen arreglo. Hay personas que no van a convertirse en buenos conversadores por muchos talleres a los que acudan.
El comentario me ha hecho dudar de mi optimismo: ¿podemos mejorar, en alguna medida, nuestras conversaciones?. En ocasiones escucho frases que le dan la razón a mi amiga, como por ejemplo “calla, déjame seguir hablando que todavía no he acabado de contarte que ... “.
La segunda conversación reciente trato sobre el modo como un promotor o una empresa puede seleccionar entre sus muchas ideas para conseguir satisfacer y sorprender a sus clientes. “no se puede hacer nada, es solo una cuestión de suerte, elige lo que mejor creas y ponla en marcha a ver qué sucede”. Es como decir, “no hables con tus clientes de tus ideas antes de desarrollarlas, no te van a responder, solo sabrás que son buenas si las compran”.
Aquí también me surgen dudas, porque es cierto que, a menudo, los clientes no imaginan o se contradicen; adquieren (o no) productos y servicios que no hubieran imaginado o por motivos distintos de los inicialmente manifestados. Todos/as declaramos que nos gustan los documentales de naturaleza pero los índices de audiencia nos contradicen.
Me quedaré con la escala de grises, y no con el blanco y negro puros. Las conversaciones se pueden mejorar y los clientes nos pueden dan pistas de utilidad. Tal vez sean pasos pequeños pero en todo caso de utilidad.
Es una opinión, la mía. Opino y quedo abierta futuras conversaciones.
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