¡Buen camino!
Mucho tiempo sin escribir. Las bicicletas serán para el verano pero no los blogs; no por lo menos en mi caso. Viajes por la Habana y Santiago (de Compostela). Unos en avión y otros a pie. Andando el camino me acordé de unas declaraciones de un ministro cubano a una pregunta de un estudiante de su país sobre la posibilidad de facilitar los vuelos fuera de la isla: “si todo el mundo volara, menuda trabazón que se iba a crear en los cielos”, creo recordar que le contestó el ministro.
Los gobiernos tienen la capacidad de saber lo que necesitan sus ciudadanos sin preguntarles. Aquí, por lo menos, tenemos la capacidad de votar cada cuatro años, cosa que ningún cubano menor de 60 años ha tenido oportunidad. Y hoy es fácil saber lo que opina la gente; basta solo con enredar en la pantalla.
Volviendo al camino, surgió en mi mente una idea que mis gobernantes tampoco van a escuchar pero que me tomo la libertad de lanzar: dedicar una parte del presupuesto de defensa, de sanidad y de educación a la realización de viajes a pie a diferentes destinos, del mismo modo que se viaja a Santiago: andando por los caminos donde anda la gente de cada país, comiendo su comida, durmiendo en sus casas, conversando con la gente. No vale viajar en avión a un hotel lleno de turistas que comen comida para turistas y que visitan los lugares desde un autobús de turistas.
En mi ficción de blogero creo que se reducirían los conflictos, se aumentaría la salud de la población y se incrementaría su cultura. ¡Buen camino!
Los gobiernos tienen la capacidad de saber lo que necesitan sus ciudadanos sin preguntarles. Aquí, por lo menos, tenemos la capacidad de votar cada cuatro años, cosa que ningún cubano menor de 60 años ha tenido oportunidad. Y hoy es fácil saber lo que opina la gente; basta solo con enredar en la pantalla.
Volviendo al camino, surgió en mi mente una idea que mis gobernantes tampoco van a escuchar pero que me tomo la libertad de lanzar: dedicar una parte del presupuesto de defensa, de sanidad y de educación a la realización de viajes a pie a diferentes destinos, del mismo modo que se viaja a Santiago: andando por los caminos donde anda la gente de cada país, comiendo su comida, durmiendo en sus casas, conversando con la gente. No vale viajar en avión a un hotel lleno de turistas que comen comida para turistas y que visitan los lugares desde un autobús de turistas.
En mi ficción de blogero creo que se reducirían los conflictos, se aumentaría la salud de la población y se incrementaría su cultura. ¡Buen camino!