El valor de la conversación
Leyendo “Historia de la Filosofía” (Volumen 1.1., Giovanni Reale y Dario Antiseri, Editorial Herder, página 137) me cuentan que Platón dejó una parte de su pensamiento sin escribir porque “se hallaba profundamente convencido de que las realidades últimas y supremas no podían comunicarse si no era a través de la preparación oportuna y de las severas comprobaciones que solo pueden tener lugar en el diálogo vivo y mediante la oralidad dialéctica”. En otras palabras, las cosas importantes solo se pueden explicar hablando, de palabra, no por escrito.
Esto me recuerda una “anécdota” laboral que viví hace años, en uno de mis anteriores trabajos. Dos compañeros estaban enfrentados y uno decidió no hablar personalmente con el otro. El método alternativo (no existía todavía el correo electrónico) fue el de entregar papelitos con las instrucciones, necesarias para el desarrollo de la tarea común. Aquello obviamente acabo mal.
Ahora nos hemos acostumbrado a pasarnos papelitos digitales, que son una maravilla para resolver muchas tareas pero que no tienen el valor de una conversación.