miércoles, octubre 29, 2008

El momento de la verdad de las encuestas



Muchos comentarios (1, 2 , 3, ...) sobre la importancia de hablar, sobre las limitaciones de las encuestas para conocer, pero ahora todo parece girar en torno a las encuestas. Leo que la distancia entre Obama y MCain se acorta; hace unos días era entre 6 y 9 puntos pero se ha reducido a 4. Si tenemos en cuenta el margen de error todo puede suceder; ¡queridos colegas, el margen de error nos puede salvar!.

Bueno, las encuestas son solo números, una intención declarada de lo que las personas van a hacer el día 4. Lo que hagan realmente será otra historia, sin hablar de sus motivos para declarar hoy o para hacer mañana. Lo que parece evidente, que las encuestas no son solo un medio. Las electorales sin duda, el resto también.

lunes, octubre 20, 2008

Alemania año 1469


Alemania año 1469, imagino una reunión de impresores discutiendo las posibilidades de la nueva técnica desarrollada por Gutenberg veinte años antes. Discusiones acaloradas sobre tipografías, papeles, prensas, tintas, etc. Fuera el mundo sigue su camino, ajeno a la reunión, incapaz de entender lo que allí se estaba hablando, de intuir que unas generaciones más tarde, todo aquello se extendería por la sociedad, gracias en gran parte a aquellas reuniones de seres extraños. Hoy nadie habla ya de tintas y prensas, solo importan las palabras y las ideas que se difunden a través de ellas.

El viernes pasado estuve en una reunión de “aprendices”; tuve la sensación de estar en Alemania en el año 1469, veinte años después de la aparición de la imprenta.

Artículos en blogs acerca de esta sesión
Petxakutxatarrak - Iñaki Murua
7º Taller - Larri
Duras críticas al taller ;o) - El Agorante Aberrante


PD: La foto no es mia.

martes, octubre 14, 2008

Hacer play back



Conversación reciente con unos amigos: “a un compañero de nuestro hijo le ha dicho la profesora de música que haga play back”. La conversación se refiere a un niño de diez años que acude a clase de música en un centro escolar. Como sucede en muchas ocasiones, alguien ha decidido por los demás.

Lo comento con horror porque entiendo la música como una actividad necesaria. Creo sinceramente que cantar o interpretar un instrumento mejora la vida propia y de quienes nos rodean. Música como actividad para la que todos estamos capacitados, del mismo modo que lo estamos para leer o para sumar. No todos seremos Pavarotti, pero tampoco todos somos García Márquez o Albert Einstein.

Aprendí a cantar con mi amiga Anabe (no la puedo vincular porque vive felizmente en el mundo 1.0). Anabe me contó algo interesante: las personas que afirman no saben cantar, que tienen mal oído, son víctimas de un comentario escuchado en su infancia: alguien les dijo que no sabía cantar y se lo creyeron a pies juntillas. Se quedaron con el mensaje para el resto de sus vidas y no se atrevieron a intentarlo, del mismo modo que otras personas con el comentario contrario se abrieron sin temores al mundo musical. Este pensamiento inicial determino las ganas de cantar o de callar de cada uno.

Como dice Barack Obama, “podemos”, ya que el problema no está en nuestras cuerdas vocales o en nuestros tímpanos sino en nuestras neuronas.

sábado, octubre 04, 2008

Notoriedad y silencio




Esta semana he estado en dos actos con mucho “power point”, mucha presentación, muchas ganas de contar y convencer. La competencia en el púlpito es mucha y solo con buenas ideas no vale, hay que hacer un show. En Vitoria, con la Cámara de Álava, un señor vestido de negro nos contó chistes malos y de dudoso tono, “una mujer recatada es el tercer tipo de mujer, sin catar, catada y recatada” . Una charla interesante, no se si a pesar o por los chistes. En Zamudio, con Euskalit, un ponente nos pidió ponernos a dar saltos.

Sucede en todos los ámbitos y no es nuevo, un buen producto o servicio necesita destacar en el océano de mensajes. Tenemos que hacer ruido para que se fijen en nosotros; si después les fallamos no volverán pero si no hacemos ruido no vendrán. Pero generar notoriedad es una tarea imprevisible. Es como cuando alguien cuenta un chiste, puede que los demás no lo escuchen o que no lo entiendan o que lo entiendan al revés.

Los medios de comunicación y las personas con proyección pública tienen obviamente las mayores posibilidades de hacer ruido, y por ello una mayor responsabilidad. Hace unos días estaba yo viendo en la tele una información sobre un humanoide que había asesinado a balazos a varias personas. Había grabado previamente en video un simulacro y los periodistas lo presentaron ante la audiencia junto con otro video anterior, realizado en las mismas condiciones. Contaban que se había inspirado en este video para realizar el suyo. Yo pensé, bueno no hay dos sin tres y alguien estará viendo las diferencias a ver si las mejora. Un horror.

Pero con esto del 2.0 y las nuevas tecnologías se amplían las posibilidades. Todos somos emisores, receptores y reboteadores de mensajes, con lo que nos tenemos que hacer nuevas preguntas ¿de que escribo? ¿me planteo alguna limitación?. Hace unos días Iñaki Murua escribía sobre la necesidad de hacer callar el ruido. A mi me queda solo una conclusión: el silencio, no hablar, escribir o participar en nada que se relacione o sea consecuencia de las acciones y los objetivos de cualquier persona o grupo que se atribuya la capacidad de no respetar la libertad de los demás.

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