lunes, diciembre 21, 2015

jueves, diciembre 10, 2015

Gala de Euskalit con preguntas previas

La navidad es tiempo de fechas repetidas. Además de las principales, está el día del talo con txakolí, el día de la salud, el día de la comida con … y el día de la gala de entrega de los premios de Euskalit. Como el turrón, vuelven a nosotros por Navidad.

La gala de ayer fue un poco distinta de la de otros años. Era la primera vez que se otorgaban bajo el paraguas del Modelo de Gestión Avanzada. Ya no era el día de las cus doradas y plateadas. Se entregaron 20 premios, además de unos cuantos reconocimientos y txapelas diversas.

Antes de la Gala, nos convocaron a un acto previo para hablar de temas diversos relacionados con el modelo y el proceso de evaluación para la entrega de premios. Nos lanzaron varias preguntas: ¿cómo etiquetamos a una organización para considerarla modelo a seguir?, ¿cómo componer los equipos de evaluación?, ¿la evaluación se basará en la documentación o también en experiencias vivenciales de los evaluadores?, ¿qué peso otorgar a los resultados obtenidos por las organizaciones, frente a las acciones desarrolladas? …

Las preguntas de calado no suele tener respuestas sencillas. Es lo que pasó ayer cuando nos pusimos a contestar colectivamente con nuestras tarjetas de colores, rojas y verdes. Me gustaron estas dudas porque en ocasiones, como evaluador, he tenido la sensación de ir por un camino excesivamente acotado, un poco fuera de la realidad.

Me pareció interesante la pregunta sobre el peso de los resultados: ¿qué es más importante, lo que una organización hace o los resultados que obtiene?. La buena gestión no se deriva automáticamente del número de acciones realizadas, del mismo modo que los resultados no son consecuencia única de nuestras acciones; también de factores externos a menudo muy importantes.

En relación con el tema de los resultados, y siguiendo con mis impresiones como evaluador, he tenido también la sensación de que, buscando el reconocimiento externo, se hace un especial hincapié en presentar buenos resultados a través de datos numéricos y gráficos, pero que muchos de estos resultados son fotos borrosas de la realidad. Por ejemplo, una gráfica de percepciones de satisfacción de clientes basada en los resultados de una encuesta ¿es un buen resumen de las experiencias vividas por estos clientes y del contexto en el que se ha producido esa valoración?

Siguiendo con esta reflexión añadiría más preguntas: ¿se pueden valorar los resultados sin entender el contexto en el que se han producido?, ¿se puede realizar una evaluación solo con datos, sin experiencias vivenciales?

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