martes, mayo 29, 2007

Pagamento



Este fin de semana me han invitado a un curioso acto, una charla organizada en Bilbao por la ONG Tierra Única, con la presencia de cuatro personas de las comunidades indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta y de la Amazonía, en Colombia.

Cuatro personas muy diferentes, la piel (morena), la ropa (blanca), la forma de hablar ... y sobre todo la forma de entender la vida.

Se han acercado hasta nosotros por su particular campaña de marketing. Sus objetivos son darse a conocer, buscar recursos para continuar su vida y compartir su forma de entender las cuestiones esenciales de la existencia.

En mi recuerdo de lo escuchado, y desde mi escepticismo ante todo lo que no acabo de entender con mi mente cartesiana, ellos hablan de las piedras, el aire, los minerales, el agua, las montañas,... toda la naturaleza en su conjunto. Su dios está en estos elementos y en cada una de las personas que sobre esa tierra vivimos. No hay que buscar ningún dios fuera de nosotros mismos.

Hablan también de religiones complementarias, del respeto de las diferentes creencias en general y de las creencias religiosas en particular. Comentan con horror la conquista de América, pretexto para arrasar todas las creencias que en América existían.

Me he quedado con un concepto: pagamento. Un pagamento es un rito en el que se pide permiso a la naturaleza para retirar los recursos que de ella necesitamos. Podemos cortar un árbol, coger minerales, recolectar plantas, ... pero para ello debemos previamente pedir permiso. Y comprometernos a hacer lo necesario para que esos recursos se regeneren.

Curioso concepto. Tal vez nos sirva para hacer un ejercicio de reflexión sobre el modo en que actuamos en nuestro mundo, llamado civilizado. No tengo muy claro si es posible esta reflexión, y hasta donde puede llegar, pero intuyo que puede merecer la pena pararse a pensar si mejora en algo nuestra existencia por pedir permiso a los demás por el resultado de nuestras acciones.


lunes, mayo 28, 2007

Hobera



Esta mañana (lunes 28 de mayo) se ha celebrado en Labein una reunión de consultores homologados en el programa Hobera por la Diputación Foral de Bizkaia. Se ha hablado de características de este programa, dirigido a empresas pequeñas del territorio de Bizkaia.

Hobera es sobre todo una propuesta para la reflexión, para empresas que no están acostumbradas a reflexionar. Las empresas grandes hacen planes y reflexiones de todo tipo, estratégicos, de marketing, de recursos humanos, etc. Pero las pequeñas no, no tienen tiempo, no tienen costumbre, no tienen método, no saben, no pueden.

Hobera es una posibilidad, propone reflexionar con un plan adaptado a este tipo de empresas. Reflexionar y actuar, identificar acciones, perseguirlas, analizar resultados, etc.

Todo ello inspirado en el Modelo EFQM pero sin puntuaciones, sin premios, sin evaluaciones externas. Simplemente sentarse a pensar en lo que hacemos, en lo que podemos hacer, en lo que queremos y nos comprometemos a hacer.

Puede ser un buen primer paso, una buena semilla para iniciarse en el camino de la mejora de la gestión.


La semilla es de ...

jueves, mayo 24, 2007

Ingenuidad infantil y futuro





Esta mañana acudo a Blogak 2.0 en el Museo Guggenheim, en Bilbao. Ponencia de Rob Malda, persona que creó un primer blog, allá por el año 1997. Rob no tiene 30 años y es el iniciador de todo este mundillo en el que ahora estamos metidos. Supongo que si no hubiera sido él, lo habría hecho otra persona de su misma edad y origen. Con la madurez aumentan las defensas frente a la ingenuidad de pensar en lo imposible.

En el post anterior escribía yo sobre la inutilidad de intentar adelantar el futuro. El caso de Rob es una nueva confirmación de esta dificultad. Su descripción del primer paso, el que inició todo, suena a travesura infantil.

Su historia me recuerda una experiencia personal. Al inicio de los años ochenta participé en un estudio de mercado sobre las posibilidades futuras de los servicios creados a través de la conexión telefónica de ordenadores. En aquella época no existía Internet, si otros servicios telemáticos mucho más rudimentarios y limitados.

Las preguntas del estudio se dirigían a empresas y profesionales, y planteaban –tal como yo las recuerdo- cuestiones como por ejemplo: ¿sería de interés poder mandar mensajes a través del ordenador a otras personas?. Un porcentaje respondía que sí, que eso podría estar bien, así como otras cuestiones similares planteadas en el estudio: realizar compras, consultar bases de datos, acceder al banco, ...

Realizando una proyección de los resultados del estudio sobre el número total de empresas vascas, se concluía que el número de posibles usuarios podría ser muy elevado.

Para la mayoría, aquella conclusión era simplemente absurda e inimaginable.

sábado, mayo 19, 2007

Choque de trenes e imaginar el futuro



En este mundillo de los blogs a mi me apetece hacer preguntas. Esta escrito en la presentación de este blog y en ello me reafirmo. Cada cual que busque sus respuestas, con las que no es obligatorio estar de acuerdo. Por ese motivo me permito tomar prestado de Fogonazos una noticia, no para comentarla sino como pretexto para preguntar.

La noticia en cuestión tiene que ver con un choque de trenes provocado de modo voluntario en 1896 en el estado de Texas, con público y prensa en directo. “Vengan señores y señoras a ver como se estampan frontalmente dos trenes a 75 kilómetros por hora (75+75=150)”.

¿Cómo es posible que nos cueste tanto entender el futuro? ¿cómo es posible que las personas que prepararon este espectáculo no llegaran a imaginar sus consecuencias?. Basta solo con ver las fotos anteriores al impacto, incluso dentro de los trenes, para entender que no imaginaban para nada lo que les venía encima.

Algo mucho menos violento pero similar por la incapacidad de leer el futuro me sucedió en Barcelona hace ya varios años, poco antes del boom de la telefonía móvil. Me hicieron una encuesta en la calle para preguntarme mis intenciones con esta nueva forma de comunicación que es hoy parte de nuestra vida. Recuerdo perfectamente mis contestaciones: “no le encuentro mucho sentido yo a esto, creo que no necesito un aparato móvil para comunicarme, estoy bien sin el”.

Es grave el asunto, porque yo entonces llevaba más o menos unos doce años de trabajo en investigación de mercados. Creo que tendré que entrenar con la bola de cristal.

miércoles, mayo 16, 2007

Fidelidad y empatía; o las tiendas de mi pueblo





En mi pueblo hay varios lugares donde se puede comprar fruta y verduras. Básicamente dos supermercados grandes, uno de Eroski y otro local, y tres tiendas pequeñas. No es que haya muchas diferencias entre unos y otros, pero creo que a mi no me da lo mismo. Vamos, que tengo mis fidelidades.

Eroski es impersonal pero cómodo para aparcar y tiene muchas cosas. La fruta que tiene no es la mejor, los tomates son de plástico. Voy bastante pero sobre todo por motivos prácticos; pero cuando tengo tiempo prefiero comprar en alguna tienda pequeña.

Las tiendas pequeñas son el reflejo de las personas que atienden. En mi pueblo un hombre de barba poblada y aspecto descuidado al que parecería darle lo mismo vender cebollas que mecheros, y dos mujeres de edad intermedia, una un poco más joven, delgada y otra un poco más madura y oronda. Una más seria, otra más sonriente. Ninguna de las dos, al igual que el hombre barbudo, son expertas en el producto que venden; simplemente les ha tocado en la vida vender puerros, lechugas y pimientos, y hacen lo mejor que saben y pueden.

Mis conversaciones con estas tres personas son siempre triviales, “hace bueno hoy”, “¿están duras esas peras?”, cosas por el estilo; pero tengo la sensación de que no me da lo mismo comprar en un sitio o en otro, que tengo mis pequeñas fidelidades. Creo también que mis fidelidades no dependen de la calidad, la cantidad o el precio de la fruta o la verdura que compro, sino principalmente del nivel de empatía personal con cada una de estas personas.

Empatía (del griego εμπάθεια, que significa simpatizar, sentir en común) describe la capacidad de una persona de vivenciar la manera en que siente otra persona y de compartir sus sentimientos, lo cual puede llevar a una mejor comprensión de su comportamiento o de su forma de tomar decisiones.

¿Empatizamos con todo el mundo del mismo modo?
Si empatizamos de modo diferente, si entendemos más fácilmente a unas personas que a otras ¿cómo influyen estas diferentes en nuestros comportamientos y nuestras fidelidades?


Foto sacada en el mercado central de Florencia

sábado, mayo 12, 2007

Interpretar los blogs




La vida es, entre otras cosas, una interpretación de mensajes. Vivir es interpretar las cosas que hacen y dicen los demás, creando historias nuevas a partir de lo que de ellos observamos y escuchamos. Los blogs son un buen ejemplo de este proceso.

Yo tengo uno, este, hace algo más de un año y los comentarios, pocos, que recibo son para mi una fuente inagotable de sorpresa. Casi siempre pienso cuando recibo un comentario “curiosa y sorprendente forma de ver el tema”.

Observo por otro lado que los comentarios que recibo surgen de una parte muy pequeña y próxima de las personas que pueden leerme. Tal vez sucede lo mismo con todos los blogs, solo contestan las personas del entorno de proximidad del autor, aunque los lectores pueden estar en cualquier parte del mundo.

Hace poco instalé una aplicación que controla el origen geográficos de los lectores (está al final de esta página, debajo de todos los post visibles) y lo que veo en esta aplicación es que han accedido a mi blog personas de muchos lugares.

No se si este acceso en la distancia corresponde con una lectura real de mis escritos. Tal vez solo se ha leído un titular, o se ha dado un vistazo sin leer... Lo que si se es que casi ninguno de estos lectores lejanos comenta por escrito mis propuestas.
¿Qué pensarán? ¿qué sorprendentes interpretaciones se habrán generado en la distancia?

martes, mayo 08, 2007

Datos particulares


Una conversación reciente acerca de una fundación que ha contratado la realización de un estudio de mercado en el campo institucional: “No ha ido bien, queríamos obtener información de lo que quiere cada institución analizado en el estudio, pero no nos la han dado, alegando que esos son los criterios, solamente los datos generales, nunca los datos individuales”.

Las normas de Esomar plantean la confidencialidad de las personas entrevistadas y la ley de Protección de Datos Personales va también en la misma dirección, pero la práctica real de la investigación de mercados tiene sus excepciones, en este caso cuando existe interés en disponer de esta información individualizada y las personas entrevistadas aceptan (mejor por escrito) este uso de la información.

Recuerdo un cuestionario en el que se preguntaba: ¿desea que sus opiniones las conozcan las personas que le atienden, o que se usen únicamente de modo estadístico agregado?. Este tipo de preguntas solo tienen sentido en algunos casos, con clientes empresa o institución.

Pero surge la pregunta ¿cuál es el valor de una información agregada cuando tenemos un número reducido de clientes? ¿existen pautas comunes o es necesario pensar en cada institución y persona?.

sábado, mayo 05, 2007

¿Existe el compromiso?


Ayer estuve en Barcelona. Cayó en mis manos un ejemplar de la Vanguardia y en su contraportada leo una entrevista con Mats Lindgren, un sueco que se dedica a la prospectiva y análisis de tendencias. Este señor, católico practicante y liberal, fundador de Kairos Future, habla de la apoteosis del yo.

“Hoy el truco no está en saber cumplir sino en saber elegir, y si te equivocas saber cambiar”. Habla también de como las abuelas del futuro ya no se van a dedicar a cuidar de sus nietos sino a pasarlo bien ellas.
“Hoy lo moderno es nada por obligación, todo por opción”.

Acabas de leer y se te queda una sensación como extraña: ¿seremos todos unos descerebrados, incapaces de pensar en el compromiso con los demás? ¿o tal vez este señor, desde su moral cristiana, intenta avivar nuestros sentimientos de culpa?

Tal vez sea yo un poco malpensado con estas preguntas. Mi opinión es que los lazos existen, aunque afortunadamente ya no son obligatorios y perpétuos, son fruto de la voluntad personal revocable. Pero existen, algunos en la práctica de un modo muy duradero.
Mi campo preferido, las relaciones cliente proveedor, no es el mejor para hablar de compromiso personal: la familia, los amigos, la política parece que se adaptan mejor al debate sobre esta cuestión. No obstante también en mi campo sirve la reflexión porque hoy hay muchas posibilidades para encontrar y comprar cualquier cosa, pero una cosa es la posibilidad y otra el comportamiento real. Una cosa es poder elegir y otra que no existan vínculos de compromiso de los clientes con sus proveedores. A mi por lo menos, no me da lo mismo comprar la fruta, o tomar un café, o cortarme el pelo, o consultar la póliza del coche, o solicitar un crédito ... en cualquier lugar.

Surge entonces la pregunta ¿cuáles son las causas de estos finos vínculos con un proveedor?
Ilustración de Guiomar Gómez-Tejedor

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