Me ha tocado pan duro
Los amigos de Unesco Etxea organizaron ayer un de reparto de pan por la Gran Vía bilbaína. A las personas que se acercaban les podía tocar un rico pan fresco, recién horneado, pero había también otras dos opciones: pan duro o nada. A mí me toco pan duro; y no sé si quejarme de mi mala suerte o todo lo contrario, que con la que está cayendo, mejor duro que nada.
Todo este montaje se organizó para concienciar y promocionar las acciones de Unesco Etxea, y especialmente un concurso que organizan anualmente de videos de 1 minuto, y que este año aborda el tema del derecho a la alimentación. En ediciones anteriores premiaron piezas cortas sobre el derecho al agua, el derecho a la paz o sobre la econciencia.
La alimentación es una de esas cosas en las que no pensamos mucho porque parece como el aire, siempre a nuestro alcance. No es así en todos los lugares, ni tampoco ahora entre nosotros por causa de la crisis. Tampoco lo era para nuestras abuelas, a la vista de su preocupación radical porque no dejáramos ningún resto de comida en nuestros platos.
Visto así, la concienciación sobre estos temas no parece únicamente un asunto de solidaridad con los más necesitados sino una tarea más para aprender a vivir en el mundo nuevo que se avecina, con muchas posibilidades interesantes, pero más conscientes de que las cosas que disfrutamos y que están a nuestra disposición pueden dejar de estarlo.
Todo este montaje se organizó para concienciar y promocionar las acciones de Unesco Etxea, y especialmente un concurso que organizan anualmente de videos de 1 minuto, y que este año aborda el tema del derecho a la alimentación. En ediciones anteriores premiaron piezas cortas sobre el derecho al agua, el derecho a la paz o sobre la econciencia.
La alimentación es una de esas cosas en las que no pensamos mucho porque parece como el aire, siempre a nuestro alcance. No es así en todos los lugares, ni tampoco ahora entre nosotros por causa de la crisis. Tampoco lo era para nuestras abuelas, a la vista de su preocupación radical porque no dejáramos ningún resto de comida en nuestros platos.
Visto así, la concienciación sobre estos temas no parece únicamente un asunto de solidaridad con los más necesitados sino una tarea más para aprender a vivir en el mundo nuevo que se avecina, con muchas posibilidades interesantes, pero más conscientes de que las cosas que disfrutamos y que están a nuestra disposición pueden dejar de estarlo.
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