martes, junio 13, 2006

Otros clientes, otros mercados.


Mi amigo Jon Arretxe acaba de presentar la edición en castellano (original en euskera) de su libro "Griot, Alma Africana" (Elea Argitaletxea) .
Es un libro en el que relata su viaje por Burkina Fasó, viaje duro, en solitario, en bicicleta, descubriendo personas y situaciones distintas de uno de los países más pobres del planeta.
Hizo la presentación el pasado viernes en la biblioteca municipal de la calle Bidebarrieta, en Bilbao, mostrando fotos de su viaje y con el acompañamiento de bailes y tambores de cuatro griots que se han venido a vivir a esta parte del mundo.
Leyendo el libro descubres una realidad diferente que, como todo lo real, tiene distintas caras, unas mejores, otras peores. Por el lado más negativo, un lugar del que muchos desean salir, en el que son pocas las posibilidades y muchos los peligros, especialmente para las personas que menos tienen. Algunas descripciones, por ejemplo de mujeres casadas contra su voluntad con personas de edad avanzada, son realmente duras aunque las personas descritas parecen capaces de encontrar la felicidad donde parece imposible encontrarla.
Tiene también el libro una cara positiva, vivida por Jon en primera persona: el de la amistad desinteresa, la generosidad, la alegría de las cosas pequeñas. Una cara humana que tal vez hayamos perdido en parte en esta parte del mundo "civilizado".
Un ejemplo: Jon nos cuenta en su libro como llega en su bibicleta, solo, a poblaciones en las que no existe ningún hotel, pensión o residencia, y en todos los casos se le presentan varias posibilidades para dormir en las casas del lugar. Nos habla de una red que no se basa en el parentesco biológico sino en las relaciones de amistad y afecto entre las personas.
Este tipo de redes son menos habituales en nuestro mundo pero también existen. Probablemente, una de las claves de la mejora de las relaciones cliente/proveedor pueda ser el deseo de recuperar esta dimensión de relación interpersonal: solo si vemos a los clientes como amigos antes que como clientes, podremos ser capaces de conseguir que se sientan realmente bien tratados.

2 comentarios:

Julen Iturbe-Ormaetxe dijo...

Creo que la empresa ha matado, en buena parte, la relación emocional en tre las personas. Está demasiado mediatizada por el ánimo de lucro. Las actitudes no son adecuadas en el contexto actual. La eficiencia es la reina y mientras se mantenga en el poder (difícil verla derrocada) las relaciones entre las personas son instrumento para el fin último.
Un saludo.
Julen

Oprolmio dijo...

julen, en todo caso, es función de cada uno de nosotros, en nuestras respectivas situaciones, el moderar la aplicación en la práctica de ese 'reinado'. Es muy fácil para muchos culpar al sistema en lugar de admitir su incompetencia para gestionar equipos. El sistema lo aplican personas concretas, que se esconden en él cuando no tienen creatividad, capacidad e inventiva para llevar adelante su tarea con una dosis adecuada de relación y entendimiento emocional con los demás. Aunque efectivamente, el sistema ha promovido ésto de modo inequívoco.

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