martes, mayo 16, 2006

Emociones y satisfacción


De diferentes análisis de la satisfacción, en muy diversos contextos de relaciones clientelares, podemos extraer algunas pautas comunes.
Una muy evidente es que casi nadie está satisfecho con el precio. No recuerdo ningún resultado en el que este factor esté valorado por encima de la media del resto de criterios. Por tanto, parece que no tiene mucho sentido preguntar por la satisfacción con la cantidad de dinero que tenemos que pagar, probablemente porque el precio es el coste de la satisfacción, no un componente de la misma.
Lo contrario sucede con la relación personal. Muy habitualmente se valora alto el “trato personal” recibido. Tal vez porque estemos realmente satisfechos o porque es duro echar culpas a las personas con las que nos relacionamos. Y más duro todavía ponerlo por escrito en un papel que vaya usted a saber quién leerá.
Un buen trato personal matiza una insatisfacción, mientras que un mal trato es siempre inaceptable.
Recuerdo un caso concreto en el que un problema grave de plazos de entrega, igualmente grave para todos los clientes, no era así percibido por los clientes de los comerciales con una mejor capacidad de relación humana.Conclusión final: la satisfacción es como la música. Por encima del ritmo, la afinación, el tipo de instrumentos, la partitura, ... hay ocasiones en las que algo que nos emociona, cambia nuestra forma de sentir lo escuchado, algo que no se puede explicar desde un plano racional.

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