La escoba del metro
Gestionar la satisfacción de los clientes puede ser muy complejo o muy sencillo. Muchas cosas a tener en cuenta, muchos detalles a no olvidar para conseguir que los clientes mantengan una optima impresión de los productos y servicios suministrados.
Todo es importante pero curiosamente, la sensación de satisfacción y el deseo de continuidad puede justificarse en el cuidado de un pequeño detalle diferenciador.
Un ejemplo: en una ciudad en la que el transporte público se realiza en vehículos poco cuidados y en deplorable estado de limpieza, el que una compañía se esmere en la limpieza de sus unidades puede ser el elemento diferencial para, por ejemplo, las personas de cierta edad.
Esto ha sucedido en el Metro de Bilbao, ahora habitual para muchas personas que en su origen no apostaban por su uso, por una referencia anterior (el tren de la margen derecha) muy poco acogedora.
Alguien me dirá que, por encima de la limpieza, importa la calidad arquitectónica, el diseño de los vagones, su frecuencia de paso, etc. Cierto, pero también lo es el hecho de que el Metro actual tendría otro “ambiente” humano sin el especial cuidado que sus gestores han tenido en conservar un impecable estado de limpieza.
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