lunes, julio 30, 2012

Pasar el rato


Dejo aquí unas fotos por si alguien se anima a hacer algo parecido. Las aficiones son personales y en ocasiones, muy difíciles de entender para el resto de los mortales. A mi me gustan los hornos de leña; que le voy a hacer. Vi uno hace muchos años en Orozko donde hacían pan. Un espacio cerrado hecho con piedra que se calentaba con un fuego de leña; cuando la leña se transformaba en brasas, estas se retiraban y en el mismo espacio se metía el pan a hornear.

Después de aquél, he visto infinidad de hornos, en lugares tan diversos como Pompeya o la India. Todos iguales, una boca y una cavidad semiesférica. Me cuentan que en Paraguay los hacen con dos puertas, para que corra el aire y se avive mejor el fuego. Yo todos los que he visto tienen solo una.

Eso si, no funcionan como los de casa, que le das a un botón y se calienta. Estos necesitan tiempo y saber hacer.

lunes, julio 09, 2012

Otras vidas, otros clientes

El viernes pasado llegó a mi pueblo el circo Fisher. Por la mañana montaron una carpa y a la tarde función. Pasaba yo por allí y decidí entrar, curioso por descubrir lo que se escondía debajo de aquella lona. En el interior unas cuantas sillas de plástico, un pequeño escenario circular y un escaso público, la mayoría con un solo dígito en su cumpleaños.

Empezó la función y no salieron leones ni elefantes sino ocas, un poni, una llama, unos perros y unas cabras. La clientela infantil encantada con unos animales que no asustan pero que son, para ellos, igual de exóticos.

Y empiezo a ver que la mujer que me ha vendido las entradas en la taquilla es también la domadora, y que los dos chicos jóvenes que estaban en la puerta son también los payasos y poco después los equilibristas. Todo absolutamente todo lo hacen entre cuatro personas, una pareja de cierta edad y los dos chicos jóvenes, todos con un marcado acento francés.

Un padre cercano a mi localidad cuenta las personas entre el público y llega a la conclusión de que en esta función (una sola por día) han hecho una caja aproximada de 300 euros. Mientras tanto, los niños miran todo con los ojos muy abiertos, en un mundo sin consolas ni pantallas.

La experiencia da que pensar sobre todas estas cosas de las que hablamos los consultores: la motivación de las personas para hacer o no hacer, las certezas e incertidumbres sobre el futuro, la versatilidad en el desempeño de la tarea, etc.

miércoles, julio 04, 2012

El lugar donde suceden las cosas


La semana pasada estuve en unas sesiones con Cecilio Regojo, organizadas por la fundación EDE. Cecilio es un ingeniero que en el pasado se dedicó a montar empresas. Quebró en dos ocasiones y a pesar de ello siguió insistiendo hasta que un día decidió seguir por otro camino, quiebras aparte.

Ahora se dedica a hacer constelaciones organizacionales, una actividad bastante esotérica en la que clientes proponen cuestiones para que otras personas, en calidad de representantes, se muevan en una sala para contarnos lo que sienten. Los clientes viven su cuestión a través de las vivencias de los representantes. Cecilio, como buen ingeniero, intentó durante tiempo encontrar una explicación lógica de las constelaciones, pero ya ha abandonado el intento.

Nos planteo un ejercicio: tres personas moviendose por la sala. Los demás (más de veinte personas) teníamos, cada uno por su lado, que identificarnos con una de estas tres personas, asignando a las otras dos un papel en relación a una cuestión propia que cada uno pensamos previamente en silencio. Yo disfrute de los movimientos de “mis” representantes.

Al final del ejercicio, Cecilio nos planteo que: “todo está en la mente de la persona que observa, las constelaciones no existen salvo en su mente". Este ejercicio me hizo pensar que algo similar sucede en la vida cotidiana: vemos como se mueven los demás y pensamos que algo sucede fuera, pero lo único real es nuestra propia interpretación.

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