lunes, diciembre 30, 2013

Bienvenido 14

No es que yo sea supersticioso, pero como los gallegos, reconozco que acabar un año 13 tiene su cosa, más aun teniendo en cuenta que veníamos de un 12 en el que nos habían avisado del fin del mundo. Si nos atenemos a esto de las creencias, el 14 tiene que ser un año excelente.

Pero como no me considero supersticioso, espero que el nuevo año nos traiga, como todos, una mezcla multicolor de situaciones desigualmente repartidas.

Entre los colores del nuevo año habrá algunos oscuros y otros más luminosos. Los hindúes, que llevan muchos años dándole vueltas a esto de los colores de la vida, han creado un dios destructor que ellos interpretan en sentido positivo: algo tiene que morir para que algo nuevo nazca. Visto así, es caso mejor pensar solo en lo que nace y no dar mucha importancia a lo que muere.

Demos por tanto la bienvenida a las cosas buenas que nos traerá el 2014, a la vida que nacerá, los proyectos que surgirán, a los empresarios y trabajadores que nos ayudaran a ser un poco más prósperos, a el arte y la cultura que nos hará un poco más felices, a las miradas que podamos dar a lo que sucede fuera de nuestro pequeño mundo para abrir nuestras mentes, a la amistad, la solidaridad, el amor ...

lunes, diciembre 23, 2013

Comida de empresa sin empresa

Maria Carrascal, recién llegada al mundo del trabajo autónomo y echando de menos las comidas navideñas de empresa, nos convocó a los que como ella trabajamos de un modo autónomo a una comida de empresa para los que no tenemos empresa.

Compartimos mesa, sonrisas, pensamientos y cánticos, además de con María, con Ane, Asier, Azucena, Beatriz, Enrique, Eugenio, Fernando, Joserra, Maru y Nestor.

El trabajo autónomo no es algo nuevo, pero si son nuevas las posibilidades de realizarlo. Me hubiera costado mucho imaginarme, hace solo unos pocos años, trabajando solo con un portátil y un móvil. Y con mi coche, mi oficina portatil.

Pero trabajar solo tiene también sus inconvenientes; tenemos muchas posibilidades para contrastar y hacer, pero no están en la mesa de al lado. Por eso se agradece la propuesta de María.

miércoles, diciembre 18, 2013

Algo tenía que ser

El viernes pasado, nueva entrega de las charlas de Konpartitu. Las anteriores fueron muy intersantes. En esta ocasión, Peter Janzen nos habló de la música y las emociones, y de lo que la ciencia ha podido avanzar en el análisis de esta relación.

Peter nos planteó una pregunta “¿por qué nos gusta tanto la música si realmente es una actividad prescindible?" La respuesta está en la dopamina; la música que nos emociona tiene la capacidad de hacernos segregar esta hormona, del mismo modo que lo consigue el sexo o algunas drogas. La dopamina, según leo en la red, previene la ansiedad y activa la creatividad, aunque su exceso (como casi todo lo bueno) también tiene sus peligros.

Ya tenía yo la intuición que la música nos ayudaba a vivir la vida de un modo mejor, aunque no tenía claras las causas. Tal vez con estos nuevos análisis se empiece a valorar de un modo distinto la formación y la práctica musical y nos olvidemos de frases como “bueno, como no eres muy bueno en música, es casi mejor que lo olvides y no aprendas”.

miércoles, diciembre 11, 2013

Me ha tocado pan duro

Los amigos de Unesco Etxea organizaron ayer un de reparto de pan por la Gran Vía bilbaína. A las personas que se acercaban les podía tocar un rico pan fresco, recién horneado, pero había también otras dos opciones: pan duro o nada. A mí me toco pan duro; y no sé si quejarme de mi mala suerte o todo lo contrario, que con la que está cayendo, mejor duro que nada.

Todo este montaje se organizó para concienciar y promocionar las acciones de Unesco Etxea, y especialmente un concurso que organizan anualmente de videos de 1 minuto, y que este año aborda el tema del derecho a la alimentación. En ediciones anteriores premiaron piezas cortas sobre el derecho al agua, el derecho a la paz o sobre la econciencia.

La alimentación es una de esas cosas en las que no pensamos mucho porque parece como el aire, siempre a nuestro alcance. No es así en todos los lugares, ni tampoco ahora entre nosotros por causa de la crisis. Tampoco lo era para nuestras abuelas, a la vista de su preocupación radical porque no dejáramos ningún resto de comida en nuestros platos.

Visto así, la concienciación sobre estos temas no parece únicamente un asunto de solidaridad con los más necesitados sino una tarea más para aprender a vivir en el mundo nuevo que se avecina, con muchas posibilidades interesantes, pero más conscientes de que las cosas que disfrutamos y que están a nuestra disposición pueden dejar de estarlo.

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