miércoles, noviembre 05, 2008

La ventana de Alfonso (Vázquez)



















Hay días en los que nos ponemos de acuerdo para compartir un mismo pensamiento. El 22 de diciembre por la tarde es el día de la salud, el 31 de diciembre de las buenas intenciones. Hoy es -gracias a un resultado electoral- el día de la esperanza; puede que algo nuevo empiece hoy en este delicado planeta azul, aunque nada empieza ni acaba realmente en un único día.

Ayer estuve en una reunión organizada por Hobest para hablar del último libro de Alfonso Vázquez “Estrategias de la Imaginación”, de sus propuestas y sus consecuencias. Alfonso lleva años hablando y escribiendo de las cosas nuevas que vienen. Conozco a Alfonso desde hace veinte años y siempre me abre una ventana, una oportunidad de acceder a lo que viene.

Escribe Alfonso sobre el cambio de prioridades que define nuestro mundo. Las empresas ya no dependen del capital, dependen del conocimiento de las personas, de sus ganas de aportar. Pero las ganas no se compran con dinero. Si no nos apetece, nos podemos tirar toda la vida poniendo cara de tontos; muy buenos trabajadores pero tontos.

¿Cómo crear entonces las condiciones para que las personas pongan en marcha su potencial, como hacer para que el personal tenga ganas de aportar?. Alfonso lo deja muy claro, no se pueden hacer trampas. Por ejemplo, pagar más, o mejorar las condiciones laborales, o declarar que los trabajadores son muy valiosos son acciones que pueden ayudar pero no son en si mismas suficientes. El requisito es la sensación de propiedad, nos apetece aportar cuando nos sentimos propietarios de nuestro trabajo, cuando no viene otra persona a marcarnos el camino.

La conclusión es drástica, el mundo de trabajo está basado en organizaciones en las que unos tienen la propiedad y el mando, y otros realizan la tarea. Las cooperativas distribuyen la propiedad entre sus trabajadores pero muchas de ellas mantienen la línea jerárquica en la distribución de lo que hay que hacer. El nuevo modelo exige ambos requisitos, ser propietario de mi actividad y de mi tarea. Los modelos que no cumplen estos requisitos están en vías de extinción.

Claro que la aplicación de estas ideas es diferente en función del tipo de actividad. No es lo mismo un hospital, o una empresa de forja, que un profesional del mundo de la consultoría o del arte. ¿Es posible expandir este modelo?. Algunos ejemplos de que es posible se mencionaron en la reunión.

A mi solo se me ocurren dos posibles caminos: aplicárnoslo a nosotros mismos y contar a los demás lo que hacemos.

Si nos creemos el modelo tenemos que empezar por ponerlo en práctica en nuestro trabajo. Si estamos en la cabeza, dando oportunidades para que las personas sean propietarias. Si no lo estamos, buscando trabajos en los que sea posible esta propiedad. Tal vez no nos apetezca y prefiramos dedicar nuestras energías a otras actividades fuera del horario laboral, pero es una pena porque el trabajo es casi la mitad de nuestra vida consciente.

Y después contarlo; unas ventanas abren otras. El paso da miedo y no todas las experiencias tienen éxito pero si fracasamos nos quedará el consuelo de que seremos más sábios.


PD Julen también estuvo y ha escrito sobre ello.

3 comentarios:

Julen Iturbe-Ormaetxe dijo...

Es un símil muy interesante el de las ventanas... lástima que se lo apoderara Mr.Gates ;-)

Germán Gómez dijo...

Es casi imposible ser original, aunque tampoco creo que el señor puertas sea el primero en utilizarlo.
No obstante he de reconocer que he utilizado ese símil, entre otros motivos, porque tenía una bonita foto para usar.

Anónimo dijo...

Siempre que leo sobre estas cosas, me duele la rabia.
¿que hacer si como cabeza propones y dispones, pero como ente laborante tus cabezas sólo te azuzan a la antigua usanza?
ya, si me decis que salga por piernas...ya hace tiempo que me estoy yendo, pero mi bravura me impide bajar la guardia, y mientras salgo, sigo dandome de cabezazos.
No, si al final, os he buscado como al consultorio de la señorita pepis.
os sigo.

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