Inteligencias para el análisis de mercados
En los últimos días, dos actos con un mismo contenido: inteligencia artificial. Uno organizado por Innobasque y otro por Euskalit. En ambos, se presentaron diferentes aplicaciones; estamos en un momento interesante, saltando de la ciencia ficción a la realidad.
Pero la ciencia ficción no desaparece del todo; las aplicaciones presentadas se podrían calificar como de “inteligencia limitada o parcial”, como por ejemplo el caso presentado por Lantegi Batuak en el acto de Euskalit: un robot que nos ayuda en las tareas de montaje. Su principal ventaja es que no se despista, no se le olvida nada, es totalmente preciso; características poco humanas ;<)
El ejemplo de Lantegi Batuak es también muy interesante por ser esta una organización muy sensibilizada, al ser la mayor parte de sus tareas susceptibles de ser automatizadas. Pero lo que es una amenaza puede ser también una oportunidad, si se confirman las posibilidades “colaborativas” de estos equipos. Está por ver.
Tal vez sea necesario redefinir el concepto de “inteligencia artificial”, a riesgo de quedarnos con la idea de que inteligencia es lo que hacen ahora estos trastos, que funcionan con algoritmos desarrollados por seres humanos. Tal vez en el futuro lleguen a reprogramarse solos, y se olviden de sus primeros pasos como seres autónomos igual que nosotros no somos muy conscientes de que nuestros antepasados vivían en las cavernas. En todo caso, de nuevo ciencia ficción.
Abandono las disquisiciones futuristas y me centro en el campo del análisis de mercados; lo que tenemos ahora son muchos datos disponibles y mucha capacidad para gestionarlos, para analizar cuestiones hasta ahora imposibles, como lo que está haciendo el INE con la información de nuestros móviles. Son análisis muy potentes; aunque no tengo tan claro que sean muy “inteligentes”. Como tampoco lo son los sistemas de evaluación de la satisfacción que se han puesto de moda: pagas tu cuenta y te ponen una pantalla con cinco caritas para que marques o al finalizar una gestión telefónica te avisan de que te van a llamar posteriormente y te ruegan una buena nota porque de ello depende el trabajo de la persona con la que estás hablando.
Por ahora, la “inteligencia” sigue reservada para espacios “muy humanos”, la conversación tranquila, la capacidad de escucha, la posibilidad de entender las emociones que generamos con nuestras propuestas, … Es por lo menos mi opinión, de ser humano despistado y poco preciso.
Pero la ciencia ficción no desaparece del todo; las aplicaciones presentadas se podrían calificar como de “inteligencia limitada o parcial”, como por ejemplo el caso presentado por Lantegi Batuak en el acto de Euskalit: un robot que nos ayuda en las tareas de montaje. Su principal ventaja es que no se despista, no se le olvida nada, es totalmente preciso; características poco humanas ;<)
El ejemplo de Lantegi Batuak es también muy interesante por ser esta una organización muy sensibilizada, al ser la mayor parte de sus tareas susceptibles de ser automatizadas. Pero lo que es una amenaza puede ser también una oportunidad, si se confirman las posibilidades “colaborativas” de estos equipos. Está por ver.
Tal vez sea necesario redefinir el concepto de “inteligencia artificial”, a riesgo de quedarnos con la idea de que inteligencia es lo que hacen ahora estos trastos, que funcionan con algoritmos desarrollados por seres humanos. Tal vez en el futuro lleguen a reprogramarse solos, y se olviden de sus primeros pasos como seres autónomos igual que nosotros no somos muy conscientes de que nuestros antepasados vivían en las cavernas. En todo caso, de nuevo ciencia ficción.
Abandono las disquisiciones futuristas y me centro en el campo del análisis de mercados; lo que tenemos ahora son muchos datos disponibles y mucha capacidad para gestionarlos, para analizar cuestiones hasta ahora imposibles, como lo que está haciendo el INE con la información de nuestros móviles. Son análisis muy potentes; aunque no tengo tan claro que sean muy “inteligentes”. Como tampoco lo son los sistemas de evaluación de la satisfacción que se han puesto de moda: pagas tu cuenta y te ponen una pantalla con cinco caritas para que marques o al finalizar una gestión telefónica te avisan de que te van a llamar posteriormente y te ruegan una buena nota porque de ello depende el trabajo de la persona con la que estás hablando.
Por ahora, la “inteligencia” sigue reservada para espacios “muy humanos”, la conversación tranquila, la capacidad de escucha, la posibilidad de entender las emociones que generamos con nuestras propuestas, … Es por lo menos mi opinión, de ser humano despistado y poco preciso.
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