La ruta de la administración hacia la excelencia
Hoy he acudido a una sesión sobre excelencia en el sector público organizada por SPRI en el marco de la Semana Europea de la Calidad, y en la que se han contado varas experiencias: Oficina Judicial del Gobierno Vasco, Donostiako Kirola, Ayuntamiento de Arrigorriaga, SPRI, Hospital de Cruces y Gobierno de la Rioja.
La administración tiene sus ritmos. Uno, que anda habitualmente entre empresas con futuros inciertos, percibe en el entorno de la administración otro nivel de tensión. Los ponentes nos han ido relatando las mejoras implantadas, los resultados obtenidos, los premios y las certificaciones alcanzadas, … todo con bastante esfuerzo y luchando contra la inercia de las organizaciones: “esto es muy difícil”, “no se puede aplicar en nuestro trabajo”, “no vamos a mejorar nada” … y una pregunta clave formulada en voz baja “¿y que me aporta a mi esto, me van a pagar más?”
En un breve instante ha surgido un comentario sobre el hecho de que la estabilidad de la administración puede perderse y que tal vez en el futuro la excelencia no sea solo un factor de imagen sino también de supervivencia de los propios organismos públicos, al igual que lo es hoy en el mundo de la empresa privada. Los cambios habitualmente tienen dos caras, algo se pierde y algo se gana cuando las cosas ya no son como eran. En clave positiva, los líderes de la administración pública tienen ahora una oportunidad de defender sus presupuestos y sus puestos de trabajo, en un entorno de recortes, a través de la excelencia.
No se yo si hablar de estas cuestiones es muy correcto. Tal vez alguien piense que lo que me apetece es privatizar cuando escribo sobre la inestabilidad de la administración. Bueno, cada uno que piense lo que le apetezca, pero si creo que una cosa es privatizar y otra muy diferente es pensar en el camino que lleva a la excelencia.
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