Perder el tiempo hablando
Ayer tuvimos la sesión anunciada sobre clientes en la sede de BIC Berrilan de Donostia. Alguno de los asistentes me comentaba mi insistencia en utilizar la expresión “perder el tiempo con los clientes”, dedicar tiempo a charlar para conocer mejor sus necesidades, deseos y usos. Todos los que trabajamos lo hacemos para alguien, le llamemos o no cliente, por lo que no parece absurdo hablar de vez en cuando con ellos/as.
Tal vez mi insistencia en esta expresión me venga de mi infancia “niño, no pierdas el tiempo, ponte a hacer”. Creo que esta obsesión no es exclusivamente mía; habitualmente, en el ámbito profesional se decide aquello de lo que se espera un resultado concreto. Pero una conversación abierta es solo una posibilidad: tal vez surja alguna idea interesante o tal vez nada.
Si no surge, tal vez habremos perdido el tiempo pero si no hablamos es seguro que habremos perdido las buenas ideas que tal vez (insisto) podrían haber surgido.
Al final una de las asistentes hace un resumen de la sesión: “hablar, escuchar”. Así de simple.
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