El optimista “incompetente”
Shackleton nunca alcanzó sus metas: no llegó al polo Sur, no cruzo la Antártida. Pero todos los miembros de sus expediciones salieron vivos. Su caso da para pensar sobre objetivos.
Elsa Punset (post anterior) habló de Shackleton. Le describió como un optimista incorregible. A mí, que me gustan los optimistas, me dio por comprar un libro sobre el personaje: “Atrapados en el hielo” de Caroline Alexandre. Leyéndolo con detalle, parece un milagro que alguno de sus miembros finalizara con vida la expedición del “Endurance”.
El libro aporta alguna de las claves de esta supervivencia “como la mayoría de las expediciones de esta clase, el barco llevaba una mezcla de oficiales y científicos por una parte, y de marineros por otra. En las suyas, Scott había segregado a los dos grupos al estilo naval, pero en la de Shakleton se prestaba poca atención a las cuestiones de clase”.
No tengo claro que fue más importante, su experiencia o su optimismo. Sí que ambas cuestiones fueron claves para el resultado final. En otras palabras, el optimismo exclusivo no les hubiera sacado de los hielos antárticos, pero sin optimismo tampoco hubieran salido.
NOTA: Foto de Frank Hurley, fotógrafo de la expedición. Muestra los visitantes del vigilante nocturno, encargados de mantener encendidas las fogatas dentro del barco.
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