miércoles, septiembre 08, 2010

El valor de la conversación


Ando leyendo un libro de filosofía griega antigua. La causa de esta temporal locura mía es el libro de Rafael Echevarria, del que hable en un post anterior, y que alude a la importancia para nuestro pensamiento de la creación de la metafísica, allá por el siglo V antes Cristo.

Leyendo “Historia de la Filosofía” (Volumen 1.1., Giovanni Reale y Dario Antiseri, Editorial Herder, página 137) me cuentan que Platón dejó una parte de su pensamiento sin escribir porque “se hallaba profundamente convencido de que las realidades últimas y supremas no podían comunicarse si no era a través de la preparación oportuna y de las severas comprobaciones que solo pueden tener lugar en el diálogo vivo y mediante la oralidad dialéctica”. En otras palabras, las cosas importantes solo se pueden explicar hablando, de palabra, no por escrito.

Esto me recuerda una “anécdota” laboral que viví hace años, en uno de mis anteriores trabajos. Dos compañeros estaban enfrentados y uno decidió no hablar personalmente con el otro. El método alternativo (no existía todavía el correo electrónico) fue el de entregar papelitos con las instrucciones, necesarias para el desarrollo de la tarea común. Aquello obviamente acabo mal.

Ahora nos hemos acostumbrado a pasarnos papelitos digitales, que son una maravilla para resolver muchas tareas pero que no tienen el valor de una conversación.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

...con una copa de buen vino a mano. Sin duda la tecnología hace la vida más cómoda. Pero en lo que son verdaderos placeres no ayuda mucho…

Germán Gómez dijo...

Una copa va bien, supongo porque nos ayuda a soltar, a perder miedo a hablar ...

Mertxe dijo...

Que sea solo una por favor, después se dicen tonterías, jejejejejeje saludos

BLOG CVT dijo...

...dejando a un lado las filosofias antiguas y a los filósofos, si me lo permitís.. y centrándome en la única realidad que conozco, que soy Yo mismo... creo que la palabra escrita y la palabra pronunciada vienen a ser lo mismo... son la exteriorización del conocimiento adquirido, y como tales del todo inútiles y condicionadas. Lo real no admite discursos intelectivos porque nada más tener un ápice de intención, ya la hemos perdido.
Hay que rebuscar en este tipo de citas: "... el silencio del Ser, que más allá del estrépito del mundo, nos lleva a la verdad".
Y siempre sin olvidar la paradoja del Sentido y Contrasentido en que todo se apoya.

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