Ciudades abiertas
Con el frío y el mal tiempo, el cine sienta de maravilla. Este finde he visto “Agora” y la última de Woody Allen. Una superproducción de un director español y una peli “casi” europea, realizada un americano.
Dos historias en dos ciudades -Alejandría y Nueva York- donde fluyen las ideas, las relaciones entre diferentes. ¿Sería la vida en la Alejandría de año 415 tal como aparece en la película?; los extras y los decorados grandiosos me provocan un halo de irrealidad. Lo mejor, el personaje de Hipatia: mujer, matemática, astrónoma, pagana, linchada y muerta por los primeros cristianos, por no renunciar a sus principios.
Nueva York es un lugar real, por lo menos para los que hemos tenido la inmensa suerte de poder visitarlo. Y Woody Allen, genial, la mejor vacuna contra los pensamientos cerrados que acabaron con Hipatia.
Lo mío no es el cine; sí los clientes y sus relaciones. En mi campo la base está en la aceptación de un principio sencillo: escuchar y entender, aceptar la diferencia. Luchar contra la corriente que nos lleva a pensar que nuestras ideas, antes que las de los demás, son las correctas.
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