Me han hecho una encuesta
Hace unos días me hicieron una encuesta. Fue en agosto, cuando parece que todo se para; suena el teléfono fijo y una voz masculina inquiere “¿le importaría contestar a unas preguntas, tan solo unos minutos?” ... “bueno, si no es demasiado larga”. A los que hacemos encuestas siempre nos gusta conocer como las hacen los demás.
Ya estaba yo un poco extrañado de que alguien llamara en agosto a un teléfono fijo, ahora que todo lo hacemos con los móviles, pero la extrañeza fue creciendo a medida que la voz iba lanzando preguntas. Primero aparatos domésticos, luego seguros, unas preguntas sobre conocimiento de temas sanitarios y finalmente publicidad “¿qué marcas recuerda haber visto anunciadas en el periódico estos días?” ...”pues ni idea” ... “bueno pero seguro que recuerda algo” ... “pues no tengo ni idea, pero si necesitas que recuerde ya me lo invento” ... “vale”.
Las encuestas es lo que tienen. Hace varios años hice un sondeo electoral para un periódico que ya no existe (“La Gaceta del Norte” en su última fase) y para aprovechar el trabajo de los encuestadores hicimos también unas preguntas sobre comportamiento sexual. La mitad de las personas nos mandaban a hacer puñetas en el momento que pasábamos de la valoración de Adolfo Suárez y Santiago Carrillo, a la frecuencia con la que hacían el amor. Pero el periódico publico un interesante reportaje, muy comentado por toda la ciudad.
Vuelvo a la encuesta de agosto. Mi anónimo encuestador y yo seguimos adelante con la conversación: el preguntaba y yo respondía. Era como un pacto de no agresión, tu no me tienes mucho tiempo al teléfono y yo respondo lo que haga falta para que finalices tu trabajo.
Al acabar me quedé pensando sobre el valor de mis contestaciones, pensamiento del que surgió una convicción: les importaba un pimiento lo que yo hiciera o recordara exactamente, necesitaban un resultado, una foto fija de la realidad, independiente de la realidad misma.
Ya estaba yo un poco extrañado de que alguien llamara en agosto a un teléfono fijo, ahora que todo lo hacemos con los móviles, pero la extrañeza fue creciendo a medida que la voz iba lanzando preguntas. Primero aparatos domésticos, luego seguros, unas preguntas sobre conocimiento de temas sanitarios y finalmente publicidad “¿qué marcas recuerda haber visto anunciadas en el periódico estos días?” ...”pues ni idea” ... “bueno pero seguro que recuerda algo” ... “pues no tengo ni idea, pero si necesitas que recuerde ya me lo invento” ... “vale”.
Las encuestas es lo que tienen. Hace varios años hice un sondeo electoral para un periódico que ya no existe (“La Gaceta del Norte” en su última fase) y para aprovechar el trabajo de los encuestadores hicimos también unas preguntas sobre comportamiento sexual. La mitad de las personas nos mandaban a hacer puñetas en el momento que pasábamos de la valoración de Adolfo Suárez y Santiago Carrillo, a la frecuencia con la que hacían el amor. Pero el periódico publico un interesante reportaje, muy comentado por toda la ciudad.
Vuelvo a la encuesta de agosto. Mi anónimo encuestador y yo seguimos adelante con la conversación: el preguntaba y yo respondía. Era como un pacto de no agresión, tu no me tienes mucho tiempo al teléfono y yo respondo lo que haga falta para que finalices tu trabajo.
Al acabar me quedé pensando sobre el valor de mis contestaciones, pensamiento del que surgió una convicción: les importaba un pimiento lo que yo hiciera o recordara exactamente, necesitaban un resultado, una foto fija de la realidad, independiente de la realidad misma.
Las fotos fijas nos sirven para respondernos ante las preguntas complejas, las preguntas difíciles de contestar. Me imagino los directivos de una empresa que se acaba de gastar un montón de dinero en una campaña de publicidad preguntándose si lo han gastado bien o mal. Es muy difícil contestar a esto con una base real; intuyo que un porcentaje les dejará algo tranquilos. Lo mismo hacemos cuando nos explicamos por un signo zodiacal. Yo soy Piscis, y con eso puedo explicar todas mis grandezas y mis miserias.
13 comentarios:
Yo siempre contesto a todas las encuestas. Por solidaridad, porque todavía me acuerdo de los tiempos en que me ganaba la vida así y lo duro que es. Animo a toda la gente a que haga como tú, Germán, a que conteste, aunque sea sin pensar, aunque sea mintiendo. Y que luego no se crean ningún resultado, claro.
Amigo German: Entre los meses de Julio y Agosto hemos recibido en casa tres llamadas telefónicas (fijo y movil) solicitando contestar a distintas encuestas; solo contesté a una sobre mi satisfacción con el vehículo que compré en Julio.
1.- En principio,nunca contesto a quien no conozco, al menos, visualmente.
2.- Recientemente se ha ofreciddo una información, en una emisora avisando sobre la actuación de "encuestadores telefónicos" cuyas llamadas aceptadas son "a cobro revertido sin decirlo"; telefonica no se hace responsable
de esas llamadas, lógicamente.
3.- No me gusta mentir o ejercer de político (generalizo a posta), ni perder el tiempo de una vida tan corta.
4.- Además, salvo familiares, amigos, conocidos...etc., me parece una horterada que nadie se dedique a realizar "encuestas" ni a la hora de comer (14 a 16 h) y menos a horas de relajo total (en casa o donde te dé la gana); los que "encuestana a esas horas son todos unos vagos que nunca han trabajado y encima quieren fastidiar a los demás; que den por riau... ¿O no?.
Finalmente, llamar trabajo a lo que dices que te preguntaban es pasarse de bueno a tonto, y yo np te tengo por tal; supongo que eres demasiado curioso para no mandarle a "a¡hacer puñetas!", como dices. ¿O sí?.
A mí, después de mi vida en México, se me quedó una alergia virulenta a todo ese tipo de llamadas telefónicas.
No importaba ni el día ni la hora, todo el mundo conocía tus datos que yo suponía confidenciales y te atosigaba con todo tipo de encuestas, ofertas y otras lindezas que nunca me interesaban...
Por cierto, yo creo que los que encargan las encuestas ya contarán con que muchas veces las respuestas son falsas, no? Lo medirán de alguna manera?
Saludos
Amigo German: Entre los meses de Julio y Agosto hemos recibido en casa tres llamadas telefónicas (fijo y movil) solicitando contestar a distintas encuestas; solo contesté a una sobre mi satisfacción con el vehículo que compré en Julio.
1.- En principio,nunca contesto a quien no conozco, al menos, visualmente.
2.- Recientemente se ha ofreciddo una información, en una emisora avisando sobre la actuación de "encuestadores telefónicos" cuyas llamadas aceptadas son "a cobro revertido sin decirlo"; telefonica no se hace responsable
de esas llamadas, lógicamente.
3.- No me gusta mentir o ejercer de político (generalizo a posta), ni perder el tiempo de una vida tan corta.
4.- Además, salvo familiares, amigos, conocidos...etc., me parece una horterada que nadie se dedique a realizar "encuestas" ni a la hora de comer (14 a 16 h) y menos a horas de relajo total (en casa o donde te dé la gana); los que "encuestana a esas horas son todos unos vagos que nunca han trabajado y encima quieren fastidiar a los demás; que den por riau... ¿O no?.
Finalmente, llamar trabajo a lo que dices que te preguntaban es pasarse de bueno a tonto, y yo np te tengo por tal; supongo que eres demasiado curioso para no mandarle a "a¡hacer puñetas!", como dices. ¿O sí?.
Has sido en "Encuestador encuestado"; no te dejes.
Ahora me doy cuenta de que efectivamente anonimo y jjamlo son la misma persona y ya veo que efectivamente eres un sacapuntas romo profesional. Yo no se a que te dedicas. Será un trabajo muy respetable. Lo que no me parece tan respetable es insinuar que un encuestador no está trabajando, que es un vago y que eso no es trabajo. Te aseguro que lo es y muy duro. Yo me gané la vida haciendo encuestas en una época y no era fácil encontrar gente que estuviera dispuesta a perder minutos de su valioso tiempo en contestar. Seguramente no les importaba perder minutos viendo la tele, leyendo revistas del corazón, o escribiendo comentarios en blogs ajenos... Pero esto, ciertamente, es demagogia.
Encuestar es un trabajo duro y mal pagado. Los encuestadores tienen todo mi respeto y yo me sumo al comentario de Noemí.
El problema es de quienes diseñan encuestas. A mi no me importa contestar si me hacen preguntas interesantes, pero eso no sucede siempre.
Otra cosa son los encuestadores fraudulentos y la falta de respeto a los datos personales, a los que se refieren Celia y José Julio. Si pienso en estas situaciones, no contestaría nunca a una encuesta, cosa que no me apetece hacer. No obstante, si me parece importante que todos tengamos la capacidad de diferenciar entre las verdaderas encuestas y lo que no lo son. A ello tal vez se deberían dedicar las empresas de estudios.
Mi buen amigo José Julio (JJAMLO, sacapuntas romo, anónimo) fue compañero de trabajo en LKS pero ahora está jubilado; sus datos están en su acceso JJAMLO. Tiene un punto demagógico, pero si es sin duda un provocador incorregible, lo cual le causo distintos enfrentamientos personales en su época laboral.
Hola German, el caso que cuentas es muy similar al que me pasó hace unos seis meses en el centro comercial Garbera, Donosti.Me quedé con la misma impresión: Estaba haciéndole un favor al encuestador para que acabase la encuesta, independientemente de lo que le contestaba (era una encuesta sobre campañas publicitarias en el sector automovilístico). ¿Diseñaría alguien alguna estrategia de marketing con aquellas respuestas?. Espero que no...al menos, si todos contestaron como yo.
Caso curioso también este verano en un crucero que hemos hecho. El servicio, maravilloso. Cuando fuimos a deja propina para agradecerles la atención prestada nos dijeron que no, que si de verdad, estábamos satisfechos POR FAVOR lo reflejásemos en las encuestas que nos pasaron al final del viaje e indicásemos expresamente su nombre. Les volverían a contratar para la siguiente temporada.
Pues sí, Germán, en esto como en todo, pagan justos por pecadores.
Yo también me he encontrado en alguna ocasión con alguna carita detrás de un montón de papeles a quién no he podido decir que no. Y estoy de acuerdo con Miguel, el trabajito se las trae.
Saludos!
Curioso caso el que cuentas Mikel, prueba evidente que hay encuestas que si son realmente efectivas, independientemente de las emociones que nos genere la persona que nos solicita respuestas. Saludos para todos/as
Lo que está claro para mi es que no hay encuesta capaz de reflejar "las cosas como son". Ni encuesta ni metodología alguna. Los humanos nos resistimos a reconocer nuestra incapacidad biológica para captar la realidad tal cual es. Siempre la vemos a través de algún espejo, incluido el de nuestra interpretación. Desde esa perspectiva las encuestas son imperfectas pero son un instrumento, como el termómetro lo és para acercarnos a conocer nuestro estado de salud.
Totalmente de acuerdo con el comentario de Enrique Sacanell.
Esto de comentar sobre lo que escriben los demás tiene sus peligros. Releyendo lo último que he escrito sobre José Julio veo que se me ha ido la mano claramente al escribir "provocador incorregible, lo cual le causo distintos enfrentamientos".
Te pido publicamente disculpas José Julio.
Germán
Amigo German : Jamás debe haber culpa conde no húbo intención culposa. Huelga ese añadido.
Donde húbo información erronea, sí puede proceder rectificación.Pas plus.
Es curioso, lo que dan sí las ¡encuestas!
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