martes, junio 20, 2006

Estímulos


Hace tiempo escuché, no recuerdo donde, que los post-it los inventó un químico que, en un oficio religioso y ante un sacerdote que dejó escapar un papel de su misal al suelo, se acordó de una fórmula fallida de un pegamento que no pegaba.
Este tipo de situaciones, estímulos externos imprevisibles que activan pensamientos, son factor clave de los procesos de mejora e innovación.
Los estímulos externos son imprevisibles, personales y fugaces.
Imprevisibles porque habitualmente aparecen, como en el caso del químico fracasado, donde menos se espera.
Personales, porque un estímulo no es nada si no hay una persona que lo conecta con una posible acción: ¿cuantos químicos, con fórmulas olvidadas de pegamentos que no pegan, deberían observar la escena del sacerdote para llegar a la misma conclusión?.
Y fugaces porque son como un meteorito, no existen fuera de un instante y un observador.
Hace unos días me contaban con desánimo en una empresa: "si los de producción escucharan de vez en cuando las cosas que dicen los clientes, seguro que hacían las cosas de un modo diferente". Tal vez, gestionar la satisfacción sea -también- cultivar estímulos directos de los clientes, para todas las personas que los necesitan.
Aunque no tengamos muy claro como se hace esto ni como se mide su resultado.

1 comentario:

Mentxu dijo...

Ummm, a esas personas Cornella les denomina "pegamento". Y yo en la tesis les llamo xarxa-sare-network managers ;-) Son muy necesarias en estas sociedades complejas... Y espero que se nos tenga más en cuenta a la ciudadanía (accionista, partner y cliente de las organizaciones públicas y privadas) para mejorar entre todos, extendiendo la filosofía colaborativa y mejorando las iniciativas que existen para incorporar la participación de ciudadanía/clientes en la mejora de los servicios (p.e. TallerWeb1.0)

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