Preguntas sobre el poder de decisión
El pasado viernes estuve en una jornada para consultores, organizada por Arbela con el título “El poder y la toma de decisiones en la empresa” en la que Alfonso Vazquez, de Hobest, nos propuso reflexionar sobre el modo como se toman las decisiones en las organizaciones.
En el café, bastantes comentarios sobre la capacidad de Alfonso de descolocarnos, de desmontar nuestras ideas previas. La primera idea destrozada fue la conveniencia de contar con organizaciones muy horizontales, sin centros de poder intermedios y en las que las decisiones se toman de un modo colectivo.
Alfonso nos planteo una pregunta: las decisiones, ¿se toman de un modo colectivo? No, las decisiones son siempre personales, a alguien se le ocurre algo y después lo propone al resto, que lo pueden asumir, corregir, mejorar o rechazar. Las decisiones son siempre, en su inicio, personales y se basan en los deseos, también personales, de la persona que las propone.
La segunda idea destrozada fue la conveniencia de reducir los niveles intermedios de poder: si no existen estos niveles intermedios no es posible actuar porque las personas no tenemos la capacidad de tomar decisiones. Llevado al extremo el argumento de Alfonso, una organización sin niveles intermedios de poder es una organización en la que todo el poder está concentrado en el gerente o propietario, por mucho que se venda como una organización democrática, en la que todas las personas tienen poder.
Al acabar la sesión me quedé pensando en las organizaciones que conozco, en muchas de las cuales el problema sigue siendo más la concentración de poder, que el exceso de democracia. Pero tal vez tengamos que pensar que esta última posibilidad tiene también sus riesgos, aunque suene duro hablar de riesgos en relación con la palabra democracia.
En el café, bastantes comentarios sobre la capacidad de Alfonso de descolocarnos, de desmontar nuestras ideas previas. La primera idea destrozada fue la conveniencia de contar con organizaciones muy horizontales, sin centros de poder intermedios y en las que las decisiones se toman de un modo colectivo.
Alfonso nos planteo una pregunta: las decisiones, ¿se toman de un modo colectivo? No, las decisiones son siempre personales, a alguien se le ocurre algo y después lo propone al resto, que lo pueden asumir, corregir, mejorar o rechazar. Las decisiones son siempre, en su inicio, personales y se basan en los deseos, también personales, de la persona que las propone.
La segunda idea destrozada fue la conveniencia de reducir los niveles intermedios de poder: si no existen estos niveles intermedios no es posible actuar porque las personas no tenemos la capacidad de tomar decisiones. Llevado al extremo el argumento de Alfonso, una organización sin niveles intermedios de poder es una organización en la que todo el poder está concentrado en el gerente o propietario, por mucho que se venda como una organización democrática, en la que todas las personas tienen poder.
Al acabar la sesión me quedé pensando en las organizaciones que conozco, en muchas de las cuales el problema sigue siendo más la concentración de poder, que el exceso de democracia. Pero tal vez tengamos que pensar que esta última posibilidad tiene también sus riesgos, aunque suene duro hablar de riesgos en relación con la palabra democracia.
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